Mi aventura en la selva
Parte 1: Arica - Juliaca
A lo que lleva el aburrimiento Llevaba más de un año desempleado y aburrido de no hacer nada. Aunque el ocio es mi estado natural , tanto tiempo libre me estaba desgastando, en cierto punto la rutina desgasta el ánimo lo mismo que los problemas. Entonces surgió la posibilidad de ir a ver unos negocios a un lugar remoto de la amazonia peruana, no había plata porque se trataba de reconocer el lugar y establecer los contactos, pero si una interesante posibilidad de aventuras y gastos pagados. Así, de la noche a la mañana estaba con mi bolso listo en la frontera peruana de Santa Rosa.. Mala fama y buena fama Las dos semanas anteriores estuve leyendo todo lo que pude sobre el tema, en Internet encontré muy poca información y la mayoría era desalentadora; decían que el lugar era un infierno en la tierra (textual), pésimas condiciones de salubridad, delincuencia en un lugar sin ley, gente peligrosa, lugar inaccesible y muy riesgoso para llegar, etc. etc. Ya no estoy en edad de correr riesgos tontos pero que diablos, pensé, entre quedarme calentando el sillón sin hacer nada o ir a ver alguna oportunidad de negocio y además conocer yo voy nomás. Además no iba solo, un amigo peruano que conocía el lugar (supuestamente) iba a ser mi guía y decía que todo eran mentiras; el lugar era maravilloso, la salubridad perfecta, no existían delincuentes, la gente era toda buena, la policía no era necesaria y sobre todo el acceso era muy fácil, camino pavimentado en un 80%. La verdad como supe después estaba en el justo medio, de partida mi guía, Willy, no había ido nunca al lugar aunque conocía otras áreas cercanas. Cuando comprábamos los pasajes para ir a Juliaca me comentó que nunca había hecho esa ruta antes, yo le dije que como sabía entonces que era todo pavimentado y me dijo riendo que lo había visto en un video. Allí empecé a maldecir y arrepentirme de la estupidez en que me estaba metiendo, pero ya era tarde para echarse atrás, ya estaba instalado en el bus y en camino. Salimos de Tacna con una predicadora La salida de Tacna en un bus Sagitario fue a las 8 de la noche, el bus se veía bastante bien por fuera pero en su interior era un desastre, los asientos sucios, rotos y trabados en posición vertical, Willy me explicó que la mayoría de los buses "Marco Polo" y similares eran hechizos sobre la carrocería de un camión, pero quedaban tan bien que eran indistinguibles de los originales. También me dijo que las flotas de buses en su mayoría no eran empresas sino que cooperativas donde el dueño del bus era chofer y mecánico así es que rara vez le hacían mantención, otra razón para preocuparme pero que diablos, ya íbamos camino a Moquegua. Algo muy curioso pasó al salir de Tacna, una joven bajita se para en el pasillo y empezó a hablar tal como una azafata de avión, esa fué la primera cosa freak de este viaje lleno de cosas extrañas y nuevas para mi. Resulta que empieza a hablar del baño -"solo para orinar, insisto, solo para orinar"- según sus propias palabras, dijo algo así como "seguramente me han visto ayudando en la bodega. de la agencia" y comenzó a dar algunas instrucciones más o menos absurdas sobre el bus. Sorpresivamente cambió de tema y comenzó a hablar de lo malas que eran el alcohol, las drogas y del crimen contra nuestro cuerpo que hacíamos al usarlas, luego se puso filosófica y habló de lo difícil que era para las personas encontrar la felicidad, y que ella nos iba a presentar a un amigo que podìa solucionar todos nuestros problemas. A todo esto ya empecé a notar para donde iba la cosa ¡era una canuta predicando! y en medio de todo su speech se le ocurre decir "Ustedes saben que estos viajes son peligrosos y en un rato más en medio de un accidente se pueden encontrar con Dios nuestro Señor" con Willi no pudimos reprimir la carcajada, no se me ocurre nada más desatinado e hilarante que el discurso de la pequeña canuta. Y así sigió hablando tonteras por casi 20 minutos, pasando de un tema a otro hasta que finalmente llegó a su verdadero asunto: vendía unas barras de eucaliptus por 1 sol (160 pesos chilenos) como una forma de cooperar para que ella pudiera seguir estudiando y blablabla. Obviamente no le pasé ni un peso por cargante. Luego nos filman para la tele Llegamos a un control aduanero y luego a Moquegua, una ciudad chiquita y agrícola, el valle era grande y precioso lo mismo que la campiña y las casas de barro, pero la ciudad misma bien fea especialmente las plazas y espacios públicos. Algo muy característico del Perú es la horrible arquitectura de sus plazas y edificios públicos, es lo peor que hay en cada pueblo, En Moquegua mientras el bus paró a recoger pasajeros pasó un tipo filmando a cada uno de los pasajeroscon una cámara de video portatil, pensé que enterados de mi fama me iban a entrevistar pero nada de eso, después supe que era una medida contra los asaltos en carretera que todavía son comunes en Perú.. Desde Moquegua empieza la subida al altiplano, empinadísima y llena de curvas, una mezcla entre la subida a Farellones por lo trabada y del lago Chungará por lo larga. En la noche se alcanza a ver un pueblo ubicado entre dos quebradas, se veía increíble de noche, parecía de película. Después de varias horas de subida llegamos al altiplano, era completamente de noche y no se veía nada pero me dió la impresión de ser un lugar muy seco, frio y desolado. Me acordé de Lituma en Los Andes de Vargas Llosa, nada mejor que leerlo antes de ir al altiplano, pero el pueblo de Lituma estaría mucho más arriba, en Matusani, ese si que era igualito.. Muchas horas corriendo por el altiplano con el chofer que sigzagueaba por la vía pavimentada, en una casi chocamos de frente con un camión -parece que nuestro chofer tenía sueño- asi es que pensé que si el chofer iba a dormir mejor que durmieramos todos así es que traté de dar unas pestañadas, lástima que no pude. Después de unas 10 horas de viaje, al amanecer, llegamos a Desaguadero, otro lugar que se veía desolado seguramente por la hora, parecía un pueblo fantasma del oeste, como Humberstone o algo así. A partir de ese punto nos fuimos bordeando el lago Titicaca y el paisaje cambió dramáticamente, todo verde típico de puna, pero a diferencia del camino al Lago Chungará esta campiña estaba llena de casas de barro y piedra bellísimas, y una que otra horrible de construcción sólida. La campiña de Puno es muy bonita, con praderas y cerros bajos a la vista no parece ser altiplano pero la parte de la ciudad que alcancé a ver era muy fea, una constante en Perú es que las plazas, juegos infantiles y edificios públicos son horribles., a esos arquitectos debieran encarcelarlos por crímenes contra el buen gusto. Puno de amanecida Finalmente después de unas 12 horas de viaje llegamos a Puno donde paramos brevemente y en una hora más a Juliaca, las dos ciudades parecen Chinatown, es un desorden y actividad frenéticas, especilmente en Juliaca con triciclos-taxi, motos-taxis, trenes antiquisimos por el medio de la calle y montones de gente corriendo de un lado para otro, Juliaca es muy extensa y tiene un enorme comercio. Me cuenta Willy que Juliaca se desarrolló en los años 80 cuando comenzaron a poner problemas en Puno con el contrabando, hasta entonces era un pueblito agrícola y repentinamente empezó a crecer en forma tan desordenada como Puno, las únicas construcciones antiguas que ví eran la catedral y la gran casa de los curas, el resto es todo construcción nueva, ladrillos y bloquetas al estilo puneño. Puno es una ciudad al borde del lago Titicaca con unos 200.000 habitantes, un poco más que Arica y fué antiguamente la capital del contrabando y el comercio con Bolivia a través de la cercana frontera en el río Desaguadero, me contaban que con el paso del tiempo llegaron los controles y toda la actividad se desplazó hacia la vecina Juliaca que en los años de Alan García pasó de ser un poblado pequeño a una gran ciudad con otros 200.000 y tantos habitantes, ambas ciudades se notan increíblemente activas, desordenadas e improvisadas, en el centro de Juliaca no pude ver ni un solo domicilio particular, ni una casa normal, puros negocios uno al lado del otro todos al tradicional estilo peruano de construción de bloquetas y cerámica (material noble lo llaman allá -curiosamente- ¡para diferenciarlo de la madera!) En Puno pude ver de día en la porquería de bus que estábamos viajando, ya había notado que le costaba mucho frenar y lo hacía con unos horribles ruidos de balatas. Los neumáticos tenían parches EXTERNOS por los costados y en algunas partes se les veía el alambre de acero,Willy solo se reía de mi preocupación, "no te asustes pues, si el dueño es el chofer, así es que si se mata con nosotros pierde su bus". Para levantarme más el ánimo me dijo que como cobraban tan barato (menos de 5 mil pesos chilenos el viaje de 12 horas) los choferes casi no dormían porque se daban tantas vueltas como podían. "Pero no te preocupes hermano, no pasa nada" ese era su mantra que lo repitió durante todo el viaje, se podrán imaginar que la hora que quedaba no la pasé muy relajado que digamos. Nos fuimos a desayunar en una especie de ramada donde nos dijeron que lo único que tenían de desayuno era ESTOFADO o sea guiso de carne con arroz, después me di cuenta que el estofado, o el caldo de gallina con yuca son el desayuno típico en todo el interior del Perú. Le pedimos si nos podía freír dos huevos a cada uno con cafe y nos miró como si fuéramos extraterrestres, finalmente los trajo con los mejores panes que he probado en mi vida, quise comprarle más pero ya se le habían terminado. Ibmos a salir para Mazuco de inmediato (9AM) pero el camino estaba cortado hasta las 9PM por reparaciones, así es que tenemos que pegarnos un plantón con los pesados bolsos hasta las 3 de la tarde. Me metí a un apestoso cybercafe y desde allí me puse a subir las fotos y colocar mi entrada diaria. Juliaca no me pareció un lugar agradable para turistear, a cerca de 4.000 metros sobre el nivel del mar en una enorme planicie que encontré bastante seca comparada con las praderas que rodean Puno, sin embargo tengo entendido que hay mucha agricultura y minería del oro por la zona. En realidad da la impresión de ser una enorme feria libre, llena de mercados en las calles y con un tren que se abre paso entre la gente y las casas sin ninguna protección ni advertencia. Hay miles de moto-taxis y triciclo-taxis. Puno y Juliaca son -creo yo- el corazón de la imagen que tenemos todos acerca del Perú, los puneños aon los judíos del Perú, de apariencia miserable pero fieramente ambiciosos y trabajadores son los que en gran medida se han ido tomando Tacna, la selva, Lima, Cusco y buena parte de Chile. Entre Puno y Juliaca en la mitad de la nada se levanta un enorme e incongruente conjunto de modernos edificios, es una universidad privada (creo que se llama Universidad del Altiplano) y refleja muy bien el espíritu de movilidad social y la ambición de Puno, de allí saldrán seguramente los futuros dueños del país en una cuantas generaciones más. Juliaca es excepcionalmente helada en esta época pero nos tocó un día perfectamente templado, ¡viva el calentamiento global. Pensábamos tomar enseguida un bus que -en teoría- nos iba a dejar en Mazuko en 6 o 7 horas, pero en ese momento empezaron los problemas. Primero que nada la carretera entre Juliaca y Mazuko recién la están construyendo y si ven un mapa no va a aparecer, ¡no existe! es la rama sur de la Carretera Transoceánica, una obra titánica que se contrató durante el gobierno de Toledo en cooperación entre Brasil y Perú. La cosa es que durante el día se está dinamitando y el camino permanece cerrado, solo se permite el paso durante la noche así es que nos quedamos estancados hasta las 8 PM, hora en que abrían el camino y empezaban a salir los buses y camiones. Suponiendo que el camino iba a ser duro buscamos un bus que pareciera en buenas condiciones y encontramos uno bastante bueno que decía "salida a Mazuko 5 PM", pero ese bus era solo un enganche, el verdadero bus era mucho más viejo y salía a las 8 en lugar de las 5, el engaño es visto como muestra de picardía más que de mala intención y si estamos en Perú hay que tomarlo con humor nomás. Eso es algo bien característico del Perú donde hay mucho de esos engaños pero en general la gente es bastante honrada. Cansados de acarrear los bolsos los dejamos en el falso bus y pasaron por varias manos antes de que aparecieran nuevamente, pero llegaron intactos, no se perdió absolutamente nada a pesar de mi preocupación, Perú es muy distinto a Chile en cosas fundamentales, ellos no respetan tanto las formas, son más improvisados y pillos, pero en las cosas importantes el sistema de confianzas funciona bastante bien, tal vez mejor que entre nosotros que nos creemos tan correctos. Y así fue como después de mil esperas e inconvenientes el bus salió finalmente a Mazuko cuando les confirmaron que el camino se había abierto, íbamos repletos de mercadería en los compartimientos de carga y sobre el techo, incluso en los pasillos del bus iban cinco colchones apilados de lado, partimos confiados que en 6 o 7 horas estaríamos en Mazuko. Ilusos, ni me imaginaba lo que nos esperaba Slidehow de Tacna aquí Slideshow de Juliaca aquí Parte
2: Juliaca-Mazuko
Macusani, el pueblo de Lituma en
los Andes
Atascados toda la noche! Ollaechea,
un pequeño paraíso A
Mazuko con el loco del volante La topografía de la selva es muy curiosa, la verdadera selva está en un inmenso hoyo a nivel del mar pero antes de llegar a eso se baja por una serie de escalones desde los 5.800 metros del altiplano, la selva de altura es linda y muy amigable para las personas, hay buena salubridad, pocos bichos venenosos y temperaturas agradables, esto es evidente en Ollachea que está a unos 1.800 metros sobre el nivel del mar y es un pequeño pedazo de paraíso, tiene toda la vegetación exuberante que vemos en las películas de la selva pero ninguno de sus inconvenientes. Nosotros bajamos desde el altiplano por el borde de una inmensa quebrada formada por el río San Gaban y desde Ollachea se sigue bajando pero casi sin precipicios. El paisaje cambia al salir de Ollachea y a medida que se baja se hace cada vez más tropical, en ese lugar se encuentra la central hidroeléctrica de San Gabán 2 y se ve por primera vez los bosques de selva tropical que tapan todos los cerros. Ese es el corazón de una de las zonas cocaleras más importantes del Perú (la otra está en Tingo María) y todas las casas tienen al lado su cobertizo donde secan hojas de coca, la bajada es continua pero no se nota porque no tiene barrancos, en lo que si se notaba muy bien es en el olor a quemado y el humo que salía de las balatas del bus-camión. Paramos a almorzar en un caserío selvático cuyo nombre ya ni recuerdo, ya habíamos hecho un grupo con los dos amigos con que bajamos a pie y empezamos a conversar con todos los demás pasajeros del bus. Me hacían muchas bromas por el hecho de ser chileno y por el miedo evidente que le tenía a los mosquitos pero en el restaurant improvisado mandé al diablo todos mis escrúpulos sanitarios y me comí un aguadito de pollo, más un pollo asado con ensalada -al diablo con la hepatitis- pensé, porque el hambre era más fuerte.Después de muchos problemas, un poco de civilización al fin Y así seguimos bajando horas y horas por un camino en medio de la selva que no se terminaba nunca, era la Reserva Nacional Ecologica Tambopata, que corre por el borde del río Irambari que apareció de pronto por el borde del camino. Finalmente llegamos a un lugar con muchos avisos sobre una bajada peligrosa, allí el chofer parece que se asustó un poco porque paró en un caserío y entro a una casa ¡era su casa! salieron los niños, la mujer, le pasaron unos encargos, un bolso que se le había quedado a un pasajero en un viaje anterior, entonces con un balde de agua le echó a las ruedas para enfriar las balatas de freno que estaban echando un olor horrible y bastante humo. De allí seguimos la bajada bastante más despacio y nos tomó al menos un par de horas más. Salimos al mediodía y llegamos finalmente a Mazuko cerca de las 20 horas. Uno de los amigos con que habíamos bajado caminando resultó que era vendedor de repuestos de maquinaria y hacía todos los meses ese recorrido, el nos recomendó el hostal Valle Sagrado. Por primera vez en tres días iba a poder dormir, la pieza bastante rústica me pareció un palacio porque tenía el lujo de una cama y un baño común, al fin estaba en un lugar civilizado. Mi primera acción después de ducharme fue ir a uno de los dos cybercafés del pueblo para colocar la entrada diaria a mi blog, lo primero es lo primero Slideshow de Juliaca a Mazuko aquí Parte
3: Mazuko y Huaypetue
Mazuko es un pueblo de una sola calle larga, unas 10 o 15 cuadras de las cuales unas 6 están pavimentadas y el resto es de tierra, para que se hagan una idea es un pueblo netamente comercial con 255 negocios, entre grifos de combustible, hostales, restaurants, bares, tiendas abarrotes, talleres de mecanica, juguerias, plastiquerias, venta de repuestos, fotocopias, radio comunicaciones, servicios de transporte, talleres de mecánica, vulcanizadoras, ferreterías, boticas, carpinterías y librerias. En ese lugar se abastecen los mineros del oro así como los trabajadores de la Interoceánica que tienen una villa y campamento dentro del pueblo. Hay en el pueblo 35 autos, 18 camionetas y 50 motos, que son el medio de transporte más popular del lugar. Noche de
diluvio Ruidolandia Entre las muchas cosas curiosas del lugar estaban los camiones mixtos de combustible y pasajeros que hacen el mismo viaje que tanto me había asustado días atrás, pero sentados sobre unas bancas y tapados con carpa, encima de un gran estanque de combustible, curiosamente me decían que nunca habían sabido de algún accidente en esos peligrosísimos camiones. La
cobardía se impone Y mientras Willy se subía a la moto que lo llevaría a Puerto Mazuko, a cruzar el río y después de una hora y media a Huaype, yo le tomé esta foto por si no volvía a verlo y me fuí al Restaurant Las Delicias a tomar un jugo de cebada con galletas. Luego me metí al cyber que se convirtió en mi segunda casa durante los días que pasé en ese lugar.. Como a las tres de la tarde apareció Willy de vuelta, rojo y sofocado, me dijo que mejor que no hubiese ido que el lugar le pareció medio peligroso y repleto de mosquitos y la persona con quien teníamos que juntarnos no estaba, porque andaba en el monte cobrando. Así es que decidimos esperar tres días en el pueblo a que volviera nuestro contacto local. Me acostumbré a la rutina de Mazuko, al ruido y en el pueblo ya algunos me saludaban y me empezaban a ubicar, el lugar bastante tranquilo donde cada uno anda ocupado en sus propios asuntos. Un día Willy desapareció, llegó la noche y mi amigo no aparecía, además llegaron al hostal unos 30 reservistas del partido de Ollanta Humala, con trajes de camuflaje vendiendo un periódico furiosamente antichileno y haciéndo mitines en la plaza. Temiendo algún problema me fuí a armar una ruta de escape hacia Puerto Maldonado para el día siguiente, pero tarde en la noche apareció Willy con la noticia que había encontrado por fin a nuestro contacto, que además era su primo, Unas cervezas en la plaza de armas nos sirvieron para celebrar y olvidarme de las preocupaciones. Todo pasaba tranquilamente, excepto por un susto cuando empecé a hacer pis de color café muy oscuro, el asunto sanitario me tenía muy asustado porque he conocido gente que murió o quedó enferma de por vida por infecciones en la selva, leí en Internet que ese era el síntoma de una infección hepática lo que me asustó todavía más. Pero era falsa alarma, resulta que me había comido un pollo con arroz que tenía una sustancia morada parecida a la beterraga y era solo eso. Después de varias cervezas Brahma de a litro todo quedó funcionando normalmente. Finalmente encontramos a nuestro contacto en Huaype que resultó ser muy simpático, en una mañana nos mostró gran parte de los negocios que íbamos a hacer, descartamos algunas ideas que yo llevaba y nos concentramos en el resto de las cosas, especialmente la venta de maquinaria. Fuimos a visitar clientes y me convencieron que tenía que ir a Huaype de todas maneras. Mucho más seguro con un contacto local que conoce a todo el mundo, dije que bueno, y así partimos adonde no me había atrevido a ir en los últimos días. A Huaype
los boletos Huaype está ubicado en el borde de un gran lecho seco del río Huaype, que en temporada de lluvias se llena y ha arrasado al pueblo tres veces. Por eso las casas son todas palafitos improvisados pues en cualquier momento llega el río y se lo lleva todo, cada vez que el río arrasa al pueblo la gente se pone muy contenta porque eso es bueno para la minería, pierden todo pero el negocio mejora. La calle principal es una huella donde se encuentra la pesadilla de cualquier urbanista, casas improvisadas sin ningún orden, la instalacion eléctrica pública también la hace cada cual por su cuenta, así es que la maraña de cables es impresionante, el agua subterranea -y supongo que los desagues- brotan de todas partes creando charcos en la calle. Todo el pueblo es comercio, uno al lado de otro, empresas de transportes, cyber, talleres, repuestos, comunicaciones y hasta un servicio de avionetas directo entre Huaype y Cusco, ese viaje si que debe ser una experiencia escalofriante porque subir entre las nubes por una pared vertical a casi 6.000 metros en avioneta no se lo deseo a nadie. Nos alojamos en el mejor hostal de Huaype, la Negrita, a pesar de ser muy rústico -una especie de galpón con las piezas como celdas- era perfectamente limpio y era uno de los pocos lugares del pueblo con pozo séptico y llaves de agua. Me imagino como serían los malos. Todo el día visitando clientes y viendo lugares e instalaciones y a la noche nos compramos un buen pisco y nos quedmos tomando hasta mucho después que se cortó la luz. De allí nos fuimos al Venus, una de las muchas boites del pueblo -bastante buena- y nos tomamos varias cervezas a precio internacional. Al otro día más trabajo, visitas y después de mediodía me despedí de mis amigos con un considerable dolor de cabeza, estábamos embarcando de vuelta a Mazuko. Como estaba empezando a llover y cuando llueve se corta el camino, apenas alcanzamos a almorzar un atún en lata con galletas y tomamos en seguida un taxi colectivo para Puerto Maldonado, además ese camino también está en construcción así es que fuimos los últimos en pasar antes que el camino se cerrara por ese día. Pensé que por fin se terminarían mis preocupaciones porque me acercaba Slideshow de Mazuko aquía la civilización, iluso, no sabía que en la selva unos pocos kilómetros pueden ser tan riesgosos como miles en cualquier otra parte. Slideshow
de Mazuko aquí Parte
4: Puerto Maldonado
Un tramo muy peligroso La decisión equivocada Después de almorzar una lata de atún con galletas tomamos el colectivo apurados porque pronto se cerraría el camino y no se podría pasar hasta la mañana siguiente, en el station iba el chofer, Willy, yo, un tipo jóven, otro más viejo y una señora campesina que se fue en el espacio de la maletera, al más puro estilo peruano. Nos fuimos a toda velocidad saltando por un camino que está en construcción pero se veía bastante inofensivo. En el poblado de Santa Rosa se bajó la señora de la maletera y seguimos dando tumbos por un par de horas, hasta que un sonido horrible de la rueda trasera nos obligó a parar en medio del camino. Se había roto un rodamiento de masa y no había como seguir, nos quedamos botados en medio de la selva y hasta el chofer se preocupó porque el camino ya estaba cerrado y las posibilidades que pasara alguien eran mínimas. Todos estaban bastante inquietos porque decían que en la noche es una nube de mosquitos y murcielagos que se meten por todos lados, no ra nada alentador el panorama y ni hablar de salir caminando en esas condiciones. Botados en la selva, nos
confunden con asaltantes Por fin en Puerto Maldonado Lo primero que hice fue tomar una larga ducha porque llevaba varios días sin ducharme así es que debo haber apestado a la distancia, luego de tirarle los corridos a la señorita de la recepción (que estaba más o menos) nos fuimos con Willy y Daniel, su sobrino a comer una parrillada al centro. Mala decisión, llegamos al típico lugar turístico en la plaza de armas, malo y caro, pero que diablos, había que gastarse los últimos soles que nos quedaban ya que al día siguiente íbamos a retirar los refuerzos. Después al hotel donde tuve por primera vez en semanas una buena cama a mi disposición, puse la cabeza en la almohada y caí como si me hubiesen pegado un palo, profundamente dormido. Sobre los jugos y las frutas nada que decir: maravillosas, a la vuelta del hotel hay un restaurant vegetariano donde por unos US$ 3 dan un desayuno consistente en un gran guiso, una ensalada de frutas no menos espectacular y dos vasos de leche de soya, extraordinario. Al día siguiente estuvimos tratando de retirar la plata lo que nos llevó todo el día hasta que Willy finalmente lo consiguió, ya éramos solventes de nuevo. Yo me dediqué a hacer un poco de turismo y pasé metido en un cybercafé que había a pocas cuadras del hotel. Mientras exista un cyber a mano hacer tiempo no es ningún problema. Allí estuve actualizando el blog, revisando el correo, subiendo fotos.y haciendo todas esas cosas nerd de los que no tenemos vida. Me estaba gustando Puerto Maldonado, me hubiera quedado allá un año o dos de haber podido, es un pueblo de tamaño medio similar a Arica con gente muy simpática y mujeres muy bonitas. A las chicas de la selva les dicen charapas, pero eso tambiés es una especie de insulto porque charapa es el nombre de una tortuga selvática, en fin, Maldonado me gustó bastante y había harto para recrear la vista. En la selva el nombre Tomás es bastante popular parece porque lo escuchaba muy seguido. La gente es bastante amable y todos se tratan de "amigo", a diferencia de la zona de Puno donde la gente es mucho más parca y hermètica en la selva parecen mucho más extrovertidos. Resulta que Willy era local en Puerto Maldonado porque alli tiene su negocio de las castañas de la selva (brazil nuts), tiene familia y pasa buena parte del año por esos lados. Así es que para el día siguiente organizamos una pequeña fiesta con su sobrino Daniel -que llegó bien acompañado- con su primo que está en el negocio de las maderas de la selva, con Vidal, que es dirigente de una comunidad de recolectores de castañas y maneja el negocio en Maldonado y con otros amigos que fueron llegando en el momento. Willy lució sus habilidades de cocinero preparando un costillar de cerdo y un pollo al cilindro (se hace en un ahumador y queda espectacular), con harta yuca de la selva, abundantes cervezas y un licor hecho con raíces, cortezas y pisco muy bueno y tonificante. Esa noche terminé boracho como cuba y para que les cuento el resto, fue una de las mejores etapas del viaje. Al
día siguiente con la caña viva, nos fuimos al
aeropuerto en
una moto-triciclo y tomamos finalmente un
antiguo avión de Aerocondor que nos
llevó en media hora al Cusco, miraba desde arriba la selva
por donde había andado y el
camino serpenteante e interminable
que me evité pasar por tierra y me reía
solo. En
poco más de media hora estábamos aterrizando en
el Cusco,
la Ciudad Imperial, el centro del Tawantisullo. Parte 5: Cusco, Tacna y Arica! Desde el aire se tiene una idea muy diferente de la geografía de un lugar que cuando la hacemos por tierra, la transición entre la selva baja de Puerto Maldonado, el enorme muro vertical que sube en solo dos o tres escalones hasta el altiplano, desde el nivel del mar a más de 5.000 metros de altura, por aire se pasan en unos pocos minutos, aunque por tierra son más de doce horas de camino. Abajo hay caminos de tierra infernales, serpenteantes que trepan por el borde de la cordillera, es la rama norte de la Carretera Interoceánica que no conocí porque la rama sur desde Juliaca, me dejó lo suficientemente espantado como para tomar el avión. Dicen que desde Maldonado a Cusco es un tramo más lindo y menos peligroso, pero ya tenía bastante de eso. En todo caso para volver por tierra desde Maldonado, habría tenido que devolverme a Mazuko y seguir por un pueblo llamado Quincemil, desde allí empezar a subir, no habían buses normales y solo se puede hacer en bus-camión, basta de eso para mi, mejor el Aero Condor. En el aeropuerto de Maldonado empezaron a aparecer cientos de turistas en buses disfrazados de safaris con el típico par de guías, uno gringo y otro peruano con cara de greenpeace y pelo hasta la mitad de la espalda. Ninguno de esos turistas se veía por Puerto Maldonado, ellos eran llevados del aeropuerto directamente a lodges en la Reserva Nacional del Manu, a una versión sanitizada de la selva sin mosquitos, infecciones ni animales peligrosos , me imagino que hsta a los yacarés les limaban los dientes porque los gringos se veían inmaculados en sus trajes de safari, sin calor, sin quemaduras de sol y ni una sola picada de mosquito. Después de algo más de media hora sobrevolamos el Cusco que desde arriba me pareció un lugar chiquito y campestre, abajo mi impresión cambiaría drásticamente. En el aeropuerto me asombró ver un gran y viejo helicóptero Sirkosky con un cartel de vuelos hacia Macchu Picchu, nunca he confiado en los helicópteros y menos iría en ese armatoste a las ruinas, ni muerto. La cosa es que Cusco es la cuidad natal de mi amigo Willy así es que de cierta manera estábamos como en casa, tomamos un taxi, algo lejos del aeropuerto para evitar que nos asaltaran con la tarifa y le pedimos que nos llevara al mejor sitio criollo para almorzar, así es como llegamos a La Chomba, una mescla de restaurant y chichería muy buena con clientela repartida por igual entre locales y turistas. Yo pedí un choclo con queso, plato muy bueno en Perú por la calidad jugosa de los choclos y un pecho asado con arroz y papas. Lacarne del pecho del animal no es blanda pero compensan la dureza con abundancia, la porción es enorme. No aguanté la tentación de tomarme una chicha de frutilla a pesar de las historias esas de que se escupe la chicha y el riesgo inminente de una lipiria, pero como ya estaba peruanizado no me pasó absolutamente nada. Después de almuerzo nos fuimos de turismo, a recorrer la antigua casa donde Willy nació y pasó su niñez, ahora convertida en un centro de oficinas, la plaza y algunas calles adyacentes con las ruinas incas, el imponete palacio de los tribunales, la catedral y una linda placita ubicada en altura no lejos de la plaza de armas, increíblemente mi amigo el puneño, selvático Willy se apunó y tuvimos que sentarnos a descansar un rato mientras se recuperaba, pobre Willy, tantos años en la costa ya lo han maleado, yo en cambio, como buen llamo ariqueño andaba fresco como una lechuga. No había bus de vuelta hasta las 21 hrs. así es que nos dedicamos a dar vueltas y finalmente nos fuimos al terminal, saludamos al Señor de los Terremotos y nos embarcamos de vuelta para Juliaca, Arequipa y Tacna en un bus Flores. EL viaje fue completo de noche, en Juliaca se nos reventó un neumático y tuvimos que esperar como una hora a la 1 AM, con un frio de diablos hasta que lo cambiaron, seguimos viajando toda la noche, menos mal que no se veía nada porque esa bajada también es peligrosa -de hecho hace poco se desbarrancó un bus donde murieron varios chilenos por ese camino- llegamos como a las 10 AM a Arequipa, entrando por un lado bien feo de la ciudad que no conocía. Allí hicimos un transbordo de bus para Tacna y después de unas 5 o 6 horas estábamos en Tacna Heroica, donde tuve la primera noticia de la enfermedad de mi amigo Marcelo, que era nuestro socio capitalista en toda esta aventura, almorzamos, hicimos algunas diligencias y me embarqué solo para Arica en un colectivo dejando a Willy en Tacna. Volví finalmente a mi tierra, a mi cama, mi almohada y principalmente a mi baño que son las posesiones que más añoro cada vez que viajo. Lleno de negocios y de entusiasmo no me imaginaba que -como me pasa casi siempre- todo se iría pronto al agua, la salud de mi amigo se empeoró rápidamente y me tuve que poner a ayudar en su negocio mientras contestaba con evasivas a todo lo que me iban pidiendo desde el Perú, todo fué de mal en peor: la presión por el trabajo y la enfermedad de mi amigo me botaron la mitad de los pocos pelos que me quedaban, me vino la peor bronquitis en muchos años, alergia nerviosa y un humor de diablos, finalmente mi amigo Marcelo murió y todos nuestros sueños de El Dorado se desvanecieron junto con la compañía de uno de mis más buenos amigos. Todo mal, una vez más, pero lo que no nos mata nos hace fuertes así es que borrón y cuenta nueva, quedé listo para mi siguiente aventura en el reino de la burocracia. Slideshow de Cusco, Tacna y Arica Si tienes Google Earth instalado haz clic aquí para ver
la ruta del viaje THE END - FIN- FINE
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