Crónicas de Arica, se acercan las elecciones (otra vez)

Faltan pocos días para las elecciones municipales, y nuevamente nos vemos bombardeados por promesas, declaraciones, carteles, panfletos y todo el espectáculo propio de estas fiestas de la democracia.  

Invariablemente, las primeras medidas tomadas por estos representantes del pueblo han sido otorgarse a si mismos beneficios y privilegios; así ha sido siempre y así será  ¿quien no recuerda la Ley en tiempo record para subirse los sueldos en el parlamento?, ¿o los odiosos cartelitos "Estacionamiento Exclusivo para...." (póngale nombre de su "autoridad" favorita). La caridad bien entendida comienza por casa, y eso es algo que conocen y practican muy bien nuestros políticos.

Tal vez el problema no es del sistema democrático, sino de la gente que lo maneja, una democracia inescrupulosa es peor que la dictadura porque tiene el agravante de la hipocresía, nos añade insulto a la ofensa. En nuestro país, donde la política es un medio de hacer carrera, de trepar en la escala social, de apitutarse.

El cordero, personaje típico de nuestra cultura política, elemento clave en el sistema, ya que representa a "las masas". Un cordero vive con la esperanza que el alcalde tal o el diputado cual le consiga un trabajito, una casita, en fin, que le caigan algunas migas del festín (poca cosa). Y para eso hace número en las campañas y concentraciones, grita como chivo, pega carteles, después de la elección queda frustrado y rabioso por culpa del "si te he visto no me acuerdo" (la otra no menos respetable tradición de nuestra política). Pero el cordero sigue, no pierde todas las esperanzas y se cambia de diputado o de partido, porque en una de esas le apunta..

Reconozco que he conocido políticos honrados, por lo general son los que nunca progresan, los que se quedan marginados como eternos dirigentes vecinales, los idealistas. Cuando veo a Juan Guillén Canales, ex regidor por Arica en los tiempos heroicos, que no tiene auto y vive pobremente, me pregunto ¿que ha ganado cantando el Himno de Arica?, ¿que ha ganado por participar TRABAJANDO - no como figurín - en cuanta buena causa se le atraviesa?. Bueno, lo que ha ganado es que ningún partido político le dio posibilidad de presentarse a una elección. Ni siquiera pudo intentar ser concejal, menos diputado.

Al ver la Municipalidad de Arica, dirigida por Concejales que -en su mayoría- representan los intereses de su grupo familiar y unos cuantos amigos, donde no pasa un día sin que surja un escándalo o una payasada, me pregunto ¿esto era la democracia? ¿tan poco nos merecemos?

Sin duda que nos falla el elemento humano. La democracia, tan linda en teoría se ha convertido en la consagración del abuso, por culpa de los mismos electores. Nuestra cultura cívica es una vergüenza y vendemos el voto al mejor postor sabiendo de antemano que seremos estafados. Nuestras motivaciones son los resentimientos (no me gustan los milicos, no paso a los comunistas, etc..), o ideas casi analfabetas (es tan buen mozo, tiene cara de bueno, roba pero igual va a dar trabajo) y otras lindezas por el estilo.

Lo peor es que los políticos aseguran, majaderamente y a voz en cuello, tener el monopolio de la moralidad y la virtud, y cuando le preguntan a un político como decidió su "profesión", nos sonríe satisfecho, entorna los ojos e invariablemente contesta lo mismo "¡es mi vocación de servir a los demás! ¿sabía usted que desde chiquitito me gustó ayudar al prójimo...? y de ahí nadie los para en su discurso de autoalabanza más descarada. Los veo indignados cada vez que les tocan un pelito, la querella, el pleito, es su método para silenciar cualquier crítica.