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Entropía es un servicio privado de análisis social, político y económico. Nuestro ámbito de acción se centra en el Cono Sur de Latinoamerica y sus mercados en Medio Oriente y Asia Pacífico.

Entropía proporciona a sus suscriptores un Informe mensual personalizado con comentarios, tendencias, proyecciones e información de utilidad económica y política.

La información proporcionada es principalmente cualitativa con opiniones y proyecciones de analistas con conocimiento de primera mano en los respectivos campos.


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DESTACADOS

Bajarse o ponerse los pantalones
Gabriel Abusleme Alfaro


Polémica causaron los dichos del ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, en el último encuentro de Enade, en el que sostuvo que los parlamentarios de la Concertación se "habían bajado los pantalones" frente a los de la oposición, por el reajuste de un 2,7 %, en vez del 2,2 % propuesto por esa cartera.

Posiblemente el ministerio mas ingrato debe ser el de Hacienda, ya que es éste el que tiene la clave de la bóveda fiscal y debe resistir -por una parte- todo tipo de presiones y peticiones para darle un manotazo, y -por la otra- debe mantener los equilibrios fiscales a fin de que los mercados mundiales sigan calificando con buena nota la economía chilena, ya que estos no realizan peticiones, pero su opinión y/o diagnóstico son los que siguen los inversionistas internacionales para otorgar créditos y definir la tasa de interés, realizar inversiones, firmar acuerdos comerciales, etcétera.

Al parecer, Chile definitivamente se ha transformado en un país serio en materias económicas. Han transcurrido gobiernos de distintas sensibilidades, y todos han mantenido la línea gruesa del modelo económico, con divergencias como las que tienen demócratas y republicanos en Estados Unidos, donde se dice que la única diferencia es que unos van a misa de nueve y otros a misa de diez.

Hace unos días tuve la oportunidad de conversar con Cristián Larroulet, uno de los economistas mas destacados de la oposición , quien, al comentar esta realidad, manifestó que ésta es una de las mayores fortalezas de nuestro país, pues da confianza a la inversión de largo plazo, y nos diferencia notoriamente del vecindario, cuyas economías están aún lejos de ver la luz al final del túnel, posiblemente como consecuencia de que, en su momento, sus gobernantes... se bajaron los pantalones.

Es por esto que, a pesar de la polémica y las posteriores excusas del ministro, Eyzaguirre recibió variados apoyos de distintos ámbitos, pues toda persona que mire el largo plazo, desea un ministro que se "ponga los pantalones".

No quisiera que el lector concluya que mi opinión es que la economía chilena está perfecta y no necesita cambios. Por supuesto que aún tenemos graves problemas, como la cesantía, la desigual distribución del ingreso, mejorar la educación, etcétera, pero ninguno de estos objetivos los lograremos sin bases sólidas, como las que hemos logrado construir con bastantes sacrificios.

Ejemplos de las crisis sociales y políticas que se generan por el desorden económico, las tenemos lamentablemente muy cerca, como el caso de nuestros vecinos bolivianos, quienes han apodado al Presidente Mesa como "El Carnaval", porque no saben si es en febrero o marzo que caerá.


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Análisis de la semana

Economía Cono Sur América Latina

Economía en mercados de Oriente

Economía en mercados de Asia Pacífico

Bolivia en Crisis

La oleada de protestas, fruto de un malestar popular que se viene arrastrando desde la presidencia de Hugo Banzer ha traído de vuelta al fantasma boliviano por antonomasia: la ingobernabilidad. 

No hay que olvidar que hasta principio de la década de los ochentas Bolivia era el país mas inestable, empobrecido y posiblemente uno de los mas corruptos del cono sur Latino Americano, llegando al extremo de que uno de los últimos presidentes de ese periodo, el General García Mesa era acusado de narcotráfico por nacionales y extranjeros mientras el pais llevaba casi un siglo de golpes de estado, cuartelazos y dictaduras militares 

Entre 1985 y 1989, el presidente Victor Paz Estenssoro aplica la Nueva Política Económica, con su Ministro de Hacienda Juan Cariaga revirtieron un país quebrado con inflación del 2.800% a un ciclo de estabilidad y prosperidad económica con inflación del órden del 16%, este gobierno fue seguido por una serie de traspasos pacíficos de poder por medio de elecciones secretas, libres e informadas, ininterrumpidamente hasta la crisis del año 2002. Si bien Paz Estenssoro se comprometió de palabra con la erradicación de las plantaciones de coca y fue el primer Presidente en permitir el ingreso de tropas norteamericanas al país, en los hechos no hizo esfuerzos significativos por la erradicación, pues pensaba que ello podía causar un empobrecimiento y desorden social incontrolable.

El terror de las elites

Donde la crisis ha golpeado con mas fuerza es en las elites del pais, que ven con espanto y desesperanza lo que consideran como una vuelta a la barbarie que ya vivió Bolivia en décadas pasadas.

Las elites bolivianas son por lo general mas sofisticadas que en el resto de América Latina, pues la clase alta normalmente se educa fuera del país, son más cosmopolitas y no tienen el sentido de pertenencia o patriotismo tan desarrollado como en otros países latinoamericanos. Viven con un ojo puesto en el extranjero y por lo general comparan desfavorablemente lo propio con respecto a usos y modos de ser de otros paises. Este sentimiento encontrado a veces los hace vivir como extranjeros en su propia tierra. La clase media y trabajadora tampoco tiene muy buen concepto de su propio país y, aunque esto es común en toda latinoamérica, pareciera que en Bolivia es un sentimiento aún más desarrollado.

Como se ven los bolivianos a si mismos

Un estudio de opinión efectuado en La Paz el año 2001 (mkt-Marketing - Grupos Focales La Paz) dio interesantes resultados acerca de lo que piensan los bolivianos de ellos mismos y de sus vecinos.

Entre lo positivo, los bolivianos se ven a si mismos como un país sano: "su niñez y juventud no es tan viciosa", piensan que tiene grandes riquezas naturales no explotadas y mal administradas, que tienen un folklore exhuberante, que hay mucha corrupción y pérdida de valores morales y lo que es lugar común en toda latinoamérica; la brecha entre "dos Bolivias: una que se muere de hambre y otra que rebalsa de riqueza". Se reconocen ingenuos "creemos en todo" pero también que su gente "va despertando". Una de las características recurrentes que mencionan es que "toda la vida empezamos de cero, desarmamos todo para volver a empezar desde el principio".

Bolivianos y chilenos

Respecto de Chile los bolivianos tienen una percepción muy favorable y lo mencionan como el país más exitoso de entre sus vecinos, valoran especialmente la educación chilena, que le permite a su gente autovalorarse, ser "abierta" (extrovertida) y estar "culturizada"; la organización política y la buena administración de los impuestos,  y finalmente la policía eficiente y respetada, "anti-corrupción".

Sin embargo esta percepcion positiva de Chile como país no se extiende a los chilenos como personas, ellos asocian la palabra "chileno" con "maleante, pícaro, ladrón: nos robaron el mar" y en el sondeo mostraron una opinión desfavorable en 55%, contra 37% favorable y 7% regular. Esta opinión personal desfavorable en oposición a la admiración que muestran por Chile como país tiene sus raíces desde luego en el hecho de haber perdido la guerra del Pacífico, lo que ha creado la necesidad política de desarrollar teorías del tipo "puñalada por la espalda" que se vienen enseñando en las escuelas desde hace más de un siglo.

Pero también existen razones más actuales para el resentimiento, originadas en el racismo y desprecio con que muchos sectores chilenos consideran a los bolivianos (baste recordar la frase "auquénidos metamorfoseados" del Almirante Merino), además del sentimiento de envidia que despierta naturalmente el crecimiento de Iquique con la Zona Franca y Arica con el turismo. Existe la sensación de que Arica e Iquique "viven y se han enriquecido" a costa de Bolivia, y este sentimiento es común entre la gente que no ha viajado a estas ciudades o no tiene negocios relacionados con ellas. La balanza comercial, abrumadoramente a favor de Chile tampoco ayuda a mejorar esta sensación de que Chile "se aprovecha" de bolivia.

Así encontramos que en Bolivia existe un sentimiento ambivalente hacia Chile, por una parte hay admiración por la organización, orden y estabilidad en el país y por otra resentimiento por el hecho de sentirse explotados y menospreciados por los chilenos. En las elites existe más admiración que resentimiento y en los sectores populares (especialmente rurales) la situación se invierte.

Si bien Chile es un país bien considerado y los chilenos en general no son mal recibidos, existe un sentimiento de rabia hacia los políticos bolivianos que son catalogados como pro-chilenos, pues a ellos se les culpa de la explotación a que supuestamente es sometida Bolivia en beneficio de Chile. Eso explica que para todo político es artículo de fé mostrarse públicamente hostil contra Chile y presentar siempre la "salida al mar" como una reivindicación patriótica y necesaria, aún cuando en privado no la consideren factible. Es un doble discurso clásico de la política boliviana, agresiva contra Chile en las palabras pero siempre buscando acuerdos en los hechos pues los políticos, en su mayoría de elite, consideran beneficioso para Bolivia la complementación económica con Chile.

Bolivianos y peruanos

Con respecto al Perú hay en la opinión boliviana otra dicotomía; por una parte se considera que el gobierno peruano es el "aliado natural" de Bolivia y con quienes deberían tener politicas exteriores comunes tal como lo son muchos de sus intereses. Pero debido a la importante migración de peruanos hacia Bolivia, existe un fuerte rechazo que raya el la xenofobia hacia los ciudadanos de ese país. Se percibe que el Perú está peor que Bolivia por su excesiva inseguridad, fruto de su elevada tasa de delincuencia: "profesionales para robar". Por este último aspecto y los naturales roces con los migrantes peruanos, se califica al Perú como el país con el que Bolivia tiene peores relaciones diplomáticas. En el focus group antes mencionado, la opinión en La Paz acerca de los peruanos es favorable 10%, Desfavorable 77% , Regular 12%.

Evo Morales

El dirigente cocalero que estuvo a punto de alcanzar la presidencia en las últimas elecciones encarna el "voto de bronca" en Bolivia contra las políticas que han empobrecido al país, principalmente la erradicación de los cultivos de coca. Morales representa la única alternativa que claramente plantea la posibilidad de que se vuelva a plantar coca en Bolivia y eso probablemente explica parte importante de su popularidad. Es muy probable sin embargo que un eventual gobierno de Evo Morales termine de manera abrupta en medio de una crisis, "nadie manda" parece ser la tónica de su movimiento y eso, que puede ser bueno a la hora de sumar votos es receta casi segura de caos al momento de ser gobierno.

 Hoy la sociedad boliviana ve su futuro con una tremenda intranquilidad, se considera la situación actual como "una tregua" pero la mayoría apuesta a lo peor para el futuro, el shock de las manifestaciones populares que sacaron del poder a Sanchez de Losada ha impactado profundamente no solo a las elites sino también a la clase media y media-baja, solo quienes no tienen nada que perder ven el futuro con esperanza, el resto si pueden, comienzan a tramitar sus pasaportes y si no se preparan para lo peor que puede estar por venir.

Economía y guerra contra las drogas

El año 1997 será recordado con nostalgia en la Zona Franca de Iquique, pues las ventas alcanzaron el récord histórico de 2.077 millones de dólares.  Pero a partir de ese año vino la decadencia, se terminó la tendencia al crecimiento y las ventas comenzaron a bajar alcanzando en el año 2002 apenas los 1.203 millones de dólares.

La Zona Franca de Iquique es la más antigua e importante de América del Sur, abasteciendo principalmente a Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil y Argentina. Como la mayoría de la mercadería entra de contrabando a esos países esto la coloca como un buen barómetro del gran sector informal de estas economías, ese que no se refleja en ninguna de las estadísticas oficiales.

Bolivia por ejemplo compró 656,6 millones de dólares en 1997 contra 247.9 el 2002, similares bajas se observan en el resto de los países de la región, Paraguay bajó de 121 a 87,50 millones. La excepción es Perú que se mantuvo estable alrededor de los 180 millones pues su mercado ya se había cerrado para ZOFRI en 1996.

Se han dado muchas explicaciones sobre la pérdida de los mercados de ZOFRI, pero hay una coincidencia bastante exacta con cambios de gobierno en los países respectivos y la aplicación de medidas más represivas hacia la producción de cultivos de coca..

En 1997 asume la presidencia de Bolivia Hugo Banzer quien compromete a su gobierno firmemente con las politicas contra el cultivo de coca promovidas por Estados Unidos a través del llamado "Plan Dignidad", dos efectos casi inmediatos comienzan a producirse en ese país: el deterioro de la economía real, pues con la erradicación de cultivos dejaron de ingresar los millones de dólares que recibían los campesinos y el comienzo de una serie de estallidos sociales en contra del gobierno, liderados por los propios campesinos cocaleros y que contribuyó aún más al deterioro socioeconómico del país, cuyos efectos perduran hasta el día de hoy.

Para finales de 2000 ya sólo quedaban en esta zona al este de La Paz menos de 2.000 de las 37.000 hectáreas de plantaciones cocaleras que había tres años atrás. Con esto se cumplía la promesa de Hugo Banzer de erradicar el cultivo de la coca en su país y fue motivo de grandes alabanzas por parte del Gobierno de Estados Unidos, sin embargo los efectos secundarios de esta política, que incluyó el trabajo de personal militar norteamericano en Bolivia, han llevado a que en las últimas elecciones democráticas el líder cocalero Evo Morales estuviese a punto de alcanzar la presidencia mientras que el presidente electo Gonzalo Sanchez de Losada fue obligado a renunciar por el gran descontento social  en los sectores populares del país.

En 1990 asume el presidente Fujimori en Perú, y luego de un incidente con los terrenos peruanos de Chinchorro en Arica decide crear su propia Zona Franca en Tacna. ZOTAC nace como una reacción a lo que se percibía como "invasión de contrabando chileno" a través de la Línea de la Concordia, que marca la frontera entre ambos países, sin embargo esta zona franca peruana nunca funcionó como tal, Perú seguía siendo uno de los principales productores de hoja de coca del mundo y aunque oficialmente las compras peruanas disminuyeron notablemente esto fue compensado por un aumento de ventas a la Primera Región, pasando las mercaderías de contrabando a través de Arica.

Entre 1995 y 2000 Perú redujo sus cultivos de coca, de 115.340 hectáreas a 34.200, lo que significó un empobrecimiento de gran cantidad de campesinos que trabajaban o poseían estos cultivos, con el malestar social que era de esperar. En el año 2001  comenzó una seguidilla de violentas protestas en las zonas de Puno, Tacna y Arequipa, con diversos pretextos, pero todas con el mismo mar de fondo, el descontento popular por el empobrecimiento del campesinado.

Si nos guiamos por las cifras oficiales el impacto de la guerra contra las drogas y la erradicación de cultivos no es significativo, sin embargo la caída violenta de las ventas ZOFRI y la inestabilidad social que ha vuelto a aparecer en Bolivia y Perú, después de décadas de relativo orden y prosperidad indican que existe un costo oculto que ha tenido efecto multiplicador en toda la cadena económica de nuestros países: lo usual era que los campesinos enriquecidos con los cultivos gastaban los dólares en bienes de consumo que ingresaban a su país y generaban toda una cadena de empleos desde la Zona Franca de Iquique hasta los detallistas en Lima o La Paz que vendían al consumidor final, pasando por servicios de transporte, porteo de carga, mayoristas, etc. Hoy esa cadena se ha roto y son muchos millones de dólares que están dejando de ingresar a los sectores rurales de Bolivia y Perú con todas las externalidades que esto producía.

Este costo oculto de la guerra contra las drogas, cuyas consecuencias todavía no terminamos de observar, puede traer de vuelta los largos períodos de inestabilidad social y política en la región, los golpes de estado y la posibilidad de que se instalen gobiernos radicalizados en el sentido contrario a la que ha sido tendencia en los últimos diez años.