La foto de mamá

Murió por los años 80 y , para ser francos ya me había olvidado de todo, hasta hoy que recibí esta foto. Aquí va un pequeño retrato de mi personaje inolvidable.

Lo primero que recuerdo es sus aptitudes de bromista y que disfrutaba mucho, igual que yo, del humor negro. Por eso no creo en las almas en pena. No tengo dudas que de haber podido, me habría aterrorizado por la noche reprochando mi mal comportamiento en los últimos años. 

Es inconcebible que desperdiciara la ocasión de hacerme una broma pesada.

Según el doctor Jaime Barros fue, en su tiempo, la chica más linda de Viña. Seguramente es de esos piropos exagerados que se tiran los viejos, pero lo cierto es que tenía mucho sentido histriónico y un carisma asombroso; cuando iba a comprar el diario el suplementero se lo prestaba y le decía "para que va a gastar plata señora", en los almacenes le daban mercadería demás y tenía crédito automático adonde fuera.

Tenía un orgullo del porte de un edificio, también yo heredé ese defecto, de esos orgullos que matan. Me enseñó a jugar póquer a los 11 años y gracias a eso almorzamos varias veces en época de vacas flacas. Pasamos juntos una vida llena de peripecias y con un triste final, tal como en las telenovelas.

 Pidió que la quemaran después de muerta. Pasados los años Tomás Jr. llegó a la casa de mi hermana con una enorme curiosidad por ver las cenizas. El caso es que empezaron a buscarlas y no las encontraron nunca. Tal vez se fueron por allí en un cambio de casa o en una limpieza general, a Tomás Jr. le hizo mucha gracia la pérdida de las cenizas y estoy seguro que ella también habría disfrutado mucho del chiste de haber podido. Ese era el tipo de cosas que más nos divertían.