Los militares hicieron un buen gobierno durante 17 años pero -siendo humanos- también cometieron unos cuantos errores y con el tiempo hemos ido viendo sus efectos. Los dos errores más grandes fueron, a mi modo de ver (1) Darle demasiado poder a Manuel Contreras y (2) Haber sostenido durante muchos años un discurso violentamente anticomunista. Esto último produjo primero la victimización y luego empoderó a los comunistas.
Ambos errores fueron por ignorancia, no entendieron ciertas realidades del juego político, que no pueden resolverse con tácticas de guerra. En una guerra se aniquila la voluntad de resistir del enemigo y luego se imponen las condiciones, eso no es factible en la política por su naturaleza cíclica. No se pelea por el dominio de territorios sino por el dominio de unas ideas sobre otras.
En guerra se puede ocupar un territorio y establecer dominio sobre él. Sin embargo las ideas no pueden imponerse ni aniquilarse. Por eso hasta el día de hoy existen fascistas en Italia y nazis en Alemania, también hay comunistas por todas partes, especialmente donde ese partido está prohibido. Eso es inevitable, porque no se pueden aniquilar las ideologías.
Las ideas más disparatadas pueden llegar a ser muy populares, basta con ver la historia de las religiones, repletas de violencia, injusticias y contradicciones y sin embargo siguen presentes por siglos, a veces parecen desaparecer pero en cualquier minuto vuelven a surgir. Lo mismo pasa con las ideas políticas, no hay manera de erradicarlas y lo peor que se puede hacer es tratar de rebatirlas usando argumentos lógicos, ya que no existe nada más irracional y emocional que las ideas políticas.
El comunismo en Chile fue introducido por la Unión Soviética durante los años veinte, en las oficinas salitreras de Tarapacá y Antofagasta. Aprovechando la base que había sido creada por los anarquistas obreros, empezaron a reclutar uno a uno adoctrinando a los obreros en el resentimiento social pero también dándoles espacio para la recreación, el arte y la socialización, de acuerdo al modelo que en esos años exportaba la URSS. Hay libros muy interesantes de la época que cuentan como se fue organizando el Partido Comunista esos años.
Los comunistas nunca fueron mayoría en Chile y siempre se mantuvo como una secta que recogía entre el 5% y el 8% de los votos. No obstante se hacían de las directivas de todos los sindicatos y asociaciones estudiantiles, lo que les permitía hablar en nombre de "las grandes mayorías", en eso no han variado prácticamente nada hasta el día de hoy. Lo que no tienen en votos lo reemplazan con las huelgas, violencia callejera y toma de control de sindicatos y organizaciones civiles.
Es un error enorme pensar que los comunistas en Chile son como los comunistas chinos, soviéticos, o cubanos, aunque pertenecen a la misma especie y comparten la retórica, son razas completamente diferentes. El Partido Comunista de Chile fue el más conservador de todos los que participaron en la Unidad Popular y hoy son un muy próspero negocio, una sociedad anónima cerrada disfrazada de partido político, el único objetivo que les queda es enriquecerse y conseguir privilegios.
Los comunistas han crecido -no en votos pero si en influencia- gracias al anticomunismo, que primero les permitió presentarse como víctimas y hoy aparentan ser muchísimo más poderosos de lo que son realmente. Gracias al anticomunismo desde los años sesenta del siglo pasado, en Chile vienen ganando elecciones políticos débiles y deshonestos, que se presentan como "la alternativa para detener a los comunistas", sin embargo son quienes más los han empoderado.
El anticomunismo es muy parecido en sus efectos al antisemitismo de Hitler, se basa en el miedo pintando al enemigo -bien sea comunista o judío- como monstruos infinitamente astutos, cosa que no es verdad. Ese miedo en lugar de debilitarlos los ha fortalecido.
Y esa estúpida manera de pensar sigue hasta hoy. Mucha gente va a votar por un miserable Orrego para gobernador de Santiago por miedo a que salga la candidata comunista, la verdad es que si sale elegido Orrego eso fortalecerá a los comunistas mucho más que si sale su candidata, porque como son incapaces de gobernar, la manera más segura de que pierdan prestigio es cuando ganan elecciones.
Los comunistas solo pueden crecer en la oposición, porque sus ideas de resentimiento social sirven solo para reclamar y quejarse, pero son inútiles para solucionar nada. Cuando un comunista llega a gobernar se muestra como lo que es: estúpido, incapaz y sinvergüenza y al salir de su zona de confort de opositor, todo eso sale a la luz.
Por eso los comunistas nunca, en ningún lugar del mundo han podido ganar una elección presidencial. Solo lo han llegado al poder por dos caminos: o por un golpe de estado como hicieron los bolcheviques o Mao, o bien haciéndose pasar por no comunistas y una vez en el poder afianzándose en el, como hizo Fidel o Chávez.
El anticomunismo se funda en el miedo, perciben a los comunistas como personas tremendamente hábiles y perversas, ambas ideas son falsas porque los comunistas no son perversos y menos hábiles. Este miedo es el que ha llevado al poder a partidos y políticos de la peor clase durante décadas: democratacristianos, socialistas, radicales y en los últimos años se sumaron los miserables de la UDI y Renovación Nacional.
Mucha gente siente terror pensando que los comunistas van a arruinar al país y se van a eternizar en el poder, pero escuchen bien esto: los políticas que hemos tenido por décadas son las que ya han arruinado al país, no necesitamos comunistas para eso. Y si los comunistas llegan algunas vez al gobierno en elecciones no tendrán el poder ni podrán eternizarse como en la URSS o en Cuba, porque para eso necesitan algo que nunca tendrán: las Fuerzas Armadas
La verdad yo tiendo a creer que el anticomunismo ha sido tanto o más malo que el propio comunismo, porque ha generado el criadero de políticos ratas, cobardes y mediocres que actualmente nos dirige.
















