Estos días entre navidad y año nuevo son muy raros. Tal como el día de la marmota, todos los años lo mismo, puede cambiar la forma en que celebramos las fiestas pero estos días intermedios son siempre iguales, como un limbo donde nadie sabe muy bien lo que tiene que hacer.
A propósito para mi, esta es la mejor fecha del año por varios motivos. Hace pocos días empezó el verano y como saben, yo cuento mis años en veranos, es la única estación del año que vale la pena. En otoño abren las universidades, institutos y todo eso, entonces uno empieza a pensar en la horrorosa posibilidad que alguien me ofrezca un trabajo y ande tan mal que no me atreva a decir que no. Para que hablar del maldito invierno, la época más miserable de todas.
Mis peores recuerdos recientes -bueno, hace un par de años en realidad- son de unas mañanas de invierno, grises, depresivas, frías, en que iba caminando a hacer clases a la universidad a las ocho y media de la madrugada, para recitar cosas inútiles a un grupo de alumnos de primer año, a quienes les interesaba un carajo lo que les tenía que enseñar. ¡Que cosa más depresiva! Recuerdo que cuando iba camino a clases, apuraba el paso pensando en el himno de mi antiguo liceo:
¡Vamos muchachos del Valentín
tensad los nervios y sonreid
Este es el lema del Letelier
nunca vencidos, siempre vencer!
Por eso y mucho más odio el invierno. Pero sobre todo odio el trabajo con toda mi alma. La pobreza puede ser dura, pero tener un mal trabajo ¡eso si que es castigo!. Un trabajo que nos interese en cambio es como un diamante, no solo por bonito sino -principalmente- por lo raro.
En verano me despierto con sol y -si no fuese tan vago- podría ir a la playa o a pescar. aunque normalmente permanezco echado haraganeando igual que el Pato Donald. Pero saber que puedo salir es algo por si mismo alegre. También están las tres fiestas casi seguidas: la navidad donde la Pilar todavía me hace algún regalo (este año fue un vaso de shop con una cerveza Paulaner de litro), el año nuevo donde me emborracho -solo para mantener la tradición- y pocos días después mi cumpleaños, cuando me doy cuenta que la muerte está cada día más cerca. Tres ocasiones felices, una tras de otra.
También hay ciertos ritos o costumbres que se repiten siempre, como mi querida suegra armando todas sus zarandajas de pesebre, árbol de pascua, adornos, etc. etc. Pese a que está cada día más floja, este año también se animó a hacerlo
¡Jo-jo-jo! ¡Felíz navidad para todos los animales! Yo me burlo de sus ridículas costumbres y ella reniega contra mi, todos los años lo mismo. Otra cosa que hacemos por esta fecha en la casa es "ordenar". Bueno, esto es una actividad bien curiosa porque movemos las cosas de un lado a otro y hacemos una gran pila con las cosas que -supuestamente- "hay que botar", la gran mayoría de esas cosas no se botan jamás porque siempre aparece alguien decidido a conservarlas, así es que tenemos todo el resto del año para mezclarlas y volver al antiguo desorden. Al final se tiene que imponer la entropía, siempre, la física es bien clara en eso.
Pero algunos de estos cambios son importantes. Por ejemplo sacamos el escritorio del Tomás Jr de su pieza y lo pusimos en el pequeño espacio del living, así todos podemos ocupar la pantalla grande y el sonido en nuestros respectivos laptops, es un gran avance y quedó de esta manera
Como prácticamente nadie ve televisión, la pantalla grande quedó para ver Youtube, creo que es un cambio que con el tiempo lo van a hacer en más y más casas, Youtube, Kobi y servicios por el estilo van a desplazar la televisión digital y el telecable, sin duda. Yo dejé de ver el cable desde que sacaron el canal Europa Europa, era lo único que me interesaba, y solo ciertos programas.


















