Mala suerte
Meses que no me junto con mis amigos, hoy nos íbamos a comer una parrillita. Y justo cuando estaba calentando los motores, a punto de despegar, resulta que la Pilar y el Tomás Jr. van a salir
Y como no puede quedar la casa sola todo se arruinó ¡diablos, rediablos y carambolas!
Tengo unas cervezas en el refrigerador, me las voy a tomar solo de pura rabia. Es el problema de ser pocos y vivir en una casa donde se entra cualquiera. De lo único que nunca me he preocupado en la casa es de asegurarle las entradas.
No se nada sobre Gaza
Sobre lo que está pasando en Gaza se poco o nada, solo puedo hablar de lo que me he enterado por la prensa -como decía Bachelet- o en mi caso por lo que veo en Youtube. Sin embargo tengo muy claro mis sesgos de simpatía y antipatía.
Todo lo que opine al respecto estará teñido por ese sesgo, lo reconozco y la mayoría de la gente funciona igual, aunque muy pocos lo reconocen y la mayoría están convencidos que sus opiniones son la verdad objetiva.
¿Cuales son mis sesgos? Partamos por las antipatías, siento las antipatía más profunda hacia los que ven la política desde el punto de vista de la religión musulmana, en cualquiera de sus variantes.
La invasión de activistas musulmanes y sus ayudistas en Europa ha sido horrorosa y -en mi opinión- eso los retrata de pies a cabeza, son una peste de indeseables y les deseo lo peor de lo peor.
En realidad todos los fanáticos religiosos me caen antipáticos, sean testigos de Jehova, evangélicos, judíos ortodoxos, ultrones católicos, mormones, etc. pero eso no me impide tener amigos que son bien fanáticos en su religión, me molesta pero puedo soportarlo.
Pero con los activistas musulmanes tengo una capa adicional de antipatía, porque su religión prácticamente los obliga a tener una participación política confesional.
Esos sujetos se sienten obligados a imponerme a mi -y a los demás que no estamos chiflados como ellos- sus sbsurdas creencias y sus abominables valores. Todo lo malo que les pase es bueno para mi. Así es como veo yo lo que está pasando en Gaza.
Mientras tanto en Chile...
Renato Garin tiene una idea interesante de la relación entre nuestra política actual y la religión. Según él la política chilena está marcada por la socialdemocracia jesuítica encarnada en la Teología de la Liberación por una parte y por el conservadurismo "neoliberal" encarnado por el Opus Dei, Shoenstatt y similares.
Alude con esto a dos vertientes del catolicismo, una que se concentra en anunciar la buena nueva y la llegada próxima del Reino de Dios -que correspondería a la Teología de la Liberación, mientras la otra se concentra en la lucha eterna entre el bien y el mal, el peligro del demonio y la perdición de las almas que correspondería al catolicismo conservador.
Se trata-creo yo- de un buen análisis desde1960 hasta hoy, aunque flaquea cuando vamos más atrás en el tiempo. Creo que le falta una pata a su mesa, que no explica los fenómenos desde Diego Portales hasta Jorge Alessandri, lo que he llamado la República Socialista de Chile.
Pero ese es otro cuento. Creo que su analisis es muy bueno y explicativo desde el auge de la Democracia Cristiana hasta hoy.
Me parece que caracteríza muy certeramente la naturaleza ideológica del gobierno de Boric y el Frente Amplio, como socialdemócratas en el marco del jesuitismo y la Teología de la Liberación. Los que dicen que el Frente Amplio son marxistas no tienen la menor idea, ni de marxismo ni de los objetivos de esa gente.
Sociologos y seminaristas desviados por las tentaciones de la carne -no siempre del sexo opuesto- las drogas y las partusas. Intelectuales ligth, sobacos ilustrados, lectores de solapas superficiales y que solo han leído resúmenes y divulgaciones, aunque balazos para citar párrafos atractivos. son superficiales y poseros.
Pero sobre todo actores, performers que ven la actividad política como una liturgia donde la forma es el contenido. La caracterización de Garin es muy aguda, pero va más allá de eso.
Porque esta socialdemocracia jesuítica cruza gran parte de nuestro espectro político, y por eso lo que hablan los políticos tradicionales desde la derecha a la más extrema izquierda es ideológicamente lo mismo, la sociedad ideal de Shalper es extraordinariamente parecida a la de Jackson. pese a estar en las antípodas.
Y ojo, incluso sectores de Republicanos caen en este embrujo socialdemócrata en su desesperación por aparecer como "moderados", así lo muestran muchas conseciones que hicieron en el actual proyecto de nueva constitución.
Eso si que es peligroso porque se supone que Republicanos es nuestra única esperanza de romper el cerco socialdemócrata y avanzar a una sociedad que ponga la libertad en el primer lugar de la lista de prioridades.
Muchos creen que la Iglesia Católica ya está acabada con los escándalos sexuales de los curas (que a mi nunca me han parecido gran cosa) y todas las campañas de desprestigio que han recibido. Pero nada de eso, "los muertos que vos matasteis hoy gozan de buena salud".
La Iglesia, hoy a cargo de un jesuita, puede haber perdido influencia en los púlpitos pero la tiene afianzada en la política. Y ese ha sido el sueño de los jesuitas desde siempr. Su sueño húmedo es el poder temporal, y hasta ahora no les ha ido tan mal con eso.
