Cómo me convertí en facho (publicado originalemnte el 15 de septiembre de 2022)
Por qué soy facho
1. Partamos porque soy gran admirador del Gobierno Militar y su obra
2- Lo que no me gusta de la actual constitución es que modificaron la que se aprobó en plebiscito de 1980 ¡yo le quitaría todas las modificaciones y la dejaría tal como era en 1980, una obra maestra del constitucionalismo!
3. Detesto la igualdad, incluso la igualdad de oportunidades la considero una estupidez. Las oportunidades no las puede dar nadie más que la Diosa Fortuna, así es que los gobiernos no tienen que meter las manos en eso
4. No tengo el fetiche de la democracia y prefieron una buena dictadura a una mala democracia, o también una buena democracia a una mala dictadura. Creo que los sistemas de gobierno no tienen valor intrinseco. Los gobiernos son manejados por personas y cuando las personas son buenas también lo es el gobierno, con o sin elecciones,
5. Aunque nunca me ha interesado ni he tenido plata -o sea soy un ejemplo perfecto del facho pobre- así como algunos simpatizan con los "oprimidos" yo en general siento simpatía por los ricos. He tenido la suerte de conocer algunos millonarios y -por lo menos los que yo he tratado- son inteligentes, educados y muy hábiles, siempre que conozco a alguien con plata he aprendido algo de él.
6. Me gustan las tradiciones, el patriotismo, me caen bien los milicos, extraño mis tiempos cuando se cantaba la canción nacional para el año nuevo y todos los lunes en la escuela se hacía un "acto" para el izamiento de la bandera
7. Le doy una enorme importancia a la familia, heterosexual y con hijos. No tengo nada especial contra homos y lesbianas pero es ridículo que pretendan ser familias, nunca van a serlo porque establecen sus relaciones basados en lo que hacen en la cama. La familia real va mucho más allá del sexo y es un nucleo que -en mi opinión- debiera promoverse y cuidarse. Algún día escribiré más sobre eso.
En fin, podría seguir ad infinitum pero no quiero aburrirlos con mis divagaciones. La cosa es que, siendo yo tan re facho, casi todos se imaginan que yo soy bien nacido, o sea que nací siendo facho ¡NO SEÑORES! siento desilusionarlos, no siempre fui facho, durante muchos años fui rojo por fuera y por dentro, como un tomate, no como un rabanito.
Cómo era yo cuando fui parte del rojerío
Tampoco voy a mentirles ni contarles historia exageradas, yo nunca milité en un partido político hasta que firmé, a los 66 años, por el Partido Republicano solo fui simpatizante. Pero ya me estoy desviando de nuevo, volamos al asunto.
Recuerdo que mis primeras actividades revolucionarias fueron en 1969, cuando -arrastrado por las malas juntas- salí una noche con un gran stencil del Ché Guevara (lo habían matado dos años antes) a pintar murallas, ese fue un año de primeras veces, a los 14 años probé por primera vez una piscola y otras cosas que no voy a nombrar, para no caer preso por la Ley 20.000. Tambien empecé a creerme un mini me del Ché, que estaba muy de moda en esos años.
También recuerdo que con algunos amigos empezamos a frecuentar la sede del Partido Comunista, que estaba en calle Maipú donde retirabamos unos periódicos impresos en Vietnam en papel de arroz. Era como esas hojas de biblia que se quemaban de manera maravillosa al acercarles un fósforo. El Amado Tío Mao Tse Tung nunca lo supo, tampoco Ho Chi Min, pero sus diarios me ayudaron a obtener ataques de risa incontrolable y esa alegría infinita que solo un buen cogollo nos puede dar. El Pueblo unido jamás será vencido compañeros.
Creo que solo los que tienen mi edad (67) me podrán entender. Entre 1967 y 1970 era completamente impensable, inimaginable y absurdo que una persona joven normal no fuera socialista. Claro, había un puñado de jóvenes del grupo Fiducia (Tradición, Patria, Familia y Propiedad) que a veces salían a la calle con unos pendones medioevales, pero eso era para los hijos de familias millonarias solamente, Todavía no aparecía el genio de Jaime Guzman, que inventó el facherío pobre.
Todos los jóvenes normales éramos socialistas, duros o social demócratas DC, pero socialistas al fin. En 1970, después de un año desatroso donde tomasito el niño modelo se convirtió en tomaso oveja negra, me llegó la mano que aprieta y fui desterrado para nuestro equivalente de los gulag de Siberia: la Isla Grande de Chiloé.
Allí me pilló el gobierno de Allende y recuerdo que cuando ganó la elección fuimos a celebrar con antorchas frente a la casa del diputado socialista por Ancud, estábamos eufóricos. Pero después de eso y durante el gobierno de la Unidad Popular yo nunca me metí en política, tal vez por miedo o desinteres, lo más probable es que por flojera, pero en mi círculo de amigos había pura gente de izquierda, entre ellos Pancho Avendaño, que fue fusilado pocos días después del golpe.
Para el golpe yo ya era allendista y no me hizo maldita gracia el asunto. En los años que vinieron los negocios de mi papá se empezaron a ir a pique y apareció la Chelita, una empleada que habá tenido la familia muchos años antes -corazón de oro- y nos ayudaba en la medida de sus posibilidades. La Chelita era militante comunista de toda una vida y como a mi me gusta leer, me empezó a pasar libros de Lenin, Mao y otros más pedestres sobre como hacer la revolución
Las divertidas discusiones políticas con mi papá y mi paso por reuniones en la "escuela de cuadros" (escuela de cuatro gatos más bien) lo conté en la entrada Los comunistas y yo, si la leen entenderán por que tengo simpatía por cierta clase de comunistas y gente de izquierda en general, aunque estén totalmente chiflados. Igual esos años y las lecturas aportarom mucho a mi cultura general.
Con el tiempo se fue enfriando mi entusiasmo por el rojerío. Primero me desilusionó el comunismo, me di cuenta como los dirigentes manipulaban las emociones de la chusma para hacerlos trabajar a su favor. Yo leía de todo y tenía la mente bierta, la invasión de Checoeslovaquia, Solienitskin, la hipocresía de los dirigentes y todo eso eran cosas que no podía pasar por alto.
Después. durante varios años, estuve anestesiado por la morfina socialdemócrata, mucho más peligrosa que los comunistas, que me parecía tan "lógica" como me pareció alguna vez el comunismo. Y así llegó el plebiscito de 1989 (creo) donde el general Pinochet puso su cargo a disposición de la voluntad de la gente.
Y perdió, yo voté en contra del Gobierno Militar de acuerdo a mis ideas socialdemócratas de entonces, creía toda esa poesía de "la alegría ya viene". Pero mi fe en la democracia empezó a degradarse en los primeros días del gobierno de Aylwin. Recuerdo a Enrique Krauss y otros ministros jugando como niños chicos en Cerro Castillo, dando vueltas en los mercedes blindados que usaba el general. Ahí mismo me empezaron a entrar las dudas sobre la alegría que ya había llegado.
Pasaba el tiempo e iban apareciendo los escándalos "bah, si todos roban" pensaba yo, pero el desmalezamiento de un millón de dólares en la planta de la ENAP me hizo dudar bastante. Después, hubo un escándalo de Codelco donde los sobrinos de Aylwin se fueron presos, el presidente los fue a visitar y en pocas horas la Corte Suprema los excarceló "esto ya es la cueca en pelota" empecé a pensar,
Y a medida que pasaba el tiempo venían más y más desilusiones. Cuando Eduardo Frei, la "reserva moral" de la democrácia indultó a su amigo el traficante de drogas Vargas Pargas, yo me di cuenta que todo estaba perdido. Pero todavía me sostenía la enorme antipatía que tenía hacia los milicos, pese a no haber tratado casi con ninguno en mi vida yo pensaba que eran unos vagos que se daban la gran vida jugando a la guerra, les tenía tirria.
Y justamente me cayó trabajar en un regimiento, el glorioso Regimiento de Artillería Nº6 "Dolores" donde pude conocer algo del mundo militar por un par de años. Hice muchos amigos allá pero sobre todo aprendí un montón de cosas divertidas de las que cuento en mi entrada "Sabiduría Pop".
Entonces ya estaba listo para convertirme en un facho, momio, ultra conservador, reaccionario y szote de los niñitos índigo y los viejos progres.. Como tengo la mente abierta, pensamiento crítico y estoy siempre listo para cambiar de opinión si me parece que estaba equivocado, así lo hice y aquí me tienen: un viejo facho de tomo y lomo
Mi conservadurismo llega a tal extremo que me aficioné a la genealogía, hoy he pasado toda la tarde investigando y agregando viejísimos parientes a mi árbol familiar. En un poco tiempo más capáz que me vean por la calle ondeando pendones de Fiducia: tradición, Patria, Familia y Propiedad ¿qué tal?
Bueno, la cosa era por qué soy facho y otras historietas, pero me extendí demasiado con mi momiaje, así es que dejaré las otras historietas para una mejor ocasión. Hasta mañana.


