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TOMAS BRADANOVIC

Filosofía barata, historias, historietas, mecánica, moralejas, chamullos, relatos absurdos, la vida de un vago, cosas de Arica, fotografía de autor, literatura, dibujo, escultura, pornografía, política, cocina regional, minas, copete y otras cosas por el estilo, sacar a mil, sacar a mil.


Cuando yo era chico (uhh) los de izquierda eran zapateros, carpinteros, obreros textiles y cosas por el estilo, tipos como los que muestra la foto. Mientras que para ser derechista había que ser dueño de fundo, corredor de la bolsa o como mínimo rentista. Los que quedaban al medio eran radicales o demócrata-cristianos. Esos eran la clase media, todos empleados públicos y sus familias desde que los gobiernos (radicales y DC) se convirtieron en gigantescos repartidores de "cargos" miserablemente pagados pero eternos en el tiempo. Era tan sencillo entonces.

Hoy todo está patas arriba, los izquierdistas dicen defender al pueblo, siempre y cuando no intenten mezclarse con ellos, el pobre Mario Palestro (es de los nuestros, en San Miguel, vote por él) fué el último roto que admitió, de muy mala gana, la izquierda. Al final igual le hicieron el ostracismo.

En el grupo de política, en que participo muy activamente, noto en los nuevos izquierdistas prejuicios de clase que harían enfurecer a Carlos Marx. Ninguno dice pertenecer a los sectores populares, aman al pueblo pero aclaran en seguida que ellos mismos no son rotos. La mayoría -que digo, todos- muestran un clasismo rampante y se pitearían a un flaite con muchísimo gusto.

La oligarquía política que nos gobierna es encabezada por un popularísimo Ricardo Lagos, el Primer Presumido para sus detractores, tal vez le dicen así porque habla con un cuidado acento de terrateniente y vive obsesionado con defender la dignidad de su cargo (y para que hablar de los privilegios).

No entiendo nada, antes la izquierda se dedicaba a "defender a los obreros" ahora usan una batería de palabras afiruladas mientras se dedican a mantener a los obreros en su lugar ¡Los empresarios son los más felices con la nueva izquierda, con ellos si que se pueden hacer negocios!
Leo esto en un libro de Paul Johnson sobre el gobierno socialista de Mitterand en Francia:

Mientras los ministros socialistas atacan a enfermeras mal remuneradas, viven con lujos que dejarían atónito a un Tarzan Heseltine. Las ministras se han reaprovisionado en los desfiles de modas que hicieron furor la semana pasada. Martine Aubrey (Empleo) acude al principal diseñador japonés, Kenzo; su bonita y joven colega de Deportes, Freddie Bredin, prefiere Yves St. Laurent, al igual que Elisabeth Guigou (Europa), mientras Cresson opta por Dior. Uno siente vértigo al pensar en lo que estas mujeres deben gastar en ropa.

Pero recordé que hace sólo una generación, el partido socialista francés era dirigido por maestros de escuelas de pueblo. Ahora atrae a los advenedizos, los superambiciosos, los codiciosos, la gente de éxito. En Gran Bretaña los progresistas ricos coquetean con el socialismo. En Francia dirigen el espectáculo.

Y no tienen el menor empacho en ordenar que sus guardaespaldas aparten a los viajeros comunes del camino para ceder el paso a los cortejos ministeriales en la hora punta.

Podría haberse escrito exactamente lo mismo ayer en Chile, bastaría con solo cambiar un par de nombres. Hay un viejo refrán español que dice "este es más tonto que un pobre de derechas", lo debe haber inventado un gallego, de otro modo no me lo explico.

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