Diario de un Cesante

Yo era un tipo feliz

Al fin, después de muchos años de vacas flacas le había "pegado el palo al gato", encontré un trabajo entretenido, bien pagado y que además me permitía pasar gran parte del tiempo ocioso: aprovechando mi relativa facilidad para redactar había descubierto los proyectos de inversión social, que nadie los hacía y durante un par de años tuve un monopolio a mi disposición. Me compré mi casa, construí una buena parte, cambié mi viejo auto por otro deportivo y por primera vez en mi vida podía comprarme varios pares de jeans y dos de zapatos.

Pasé bastante tiempo sin preocuparme de la gasolina del auto - por principio mantenía el estanque siempre lleno- tampoco me afectaban las cuentas altas de teléfono y hasta me puse un poco consumista: de vez en cuando me comía una pizza en el centro o, cuando las ganancias eran especialmente buenas me compraba un par de habanos "Don Tomás" y me los fumaba hasta quedar mareado. En fin, era un tipo próspero y feliz.

Pero todo lo bueno se acaba

Hubo varias señales que debí haber notado a tiempo: algunos funcionarios me tomaron mala voluntad por lo que ganaba, no les hacía maldita gracia aprobarme un proyecto donde yo ganaba algunos millones mientras ellos solo ganaban su sueldo miserable, también el Estado empezó a gastar menos y aprobar menos proyectos por la crisis económica. Finalmente el golpe de gracia vino cuando los políticos descubrieron que podían hacer lo mismo que yo, con la ventaja de que los que aprueban los proyectos eran sus amigos o subordinados. Y ahí mismo se me acabó el negocio.

Y mis ingresos empezaron a bajar y bajar:

1998   $ 13.000.000
1999   $ 16.000.000
2000   $   4.000.000
2001   $      700.000 (hasta abril)

Como un barómetro antes de la tormenta, cada vez mas abajo, día a día recibía menos plata, ante lo cual tuve que declararme en Estado de Guerra y aplicar el:

Plan de Emergencia

Algunas medidas fueron durísimas, por primera vez en muchos años deje de vivir solo porque la familia de mi novia se vino a mi casa, mientras que otras no me costaron nada ya que soy tacaño por naturaleza: dejé de inmediato de comprar ropa, restringí las salidas en auto y me las arregle para mantener mis gastos al borde del cero absoluto. Al fin, con ciertas dificultades, volví a mi punto de equilibrio.

¿Buscar trabajo? Never

Estuve a punto de hacer clases, pero la suerte dijo otra cosa y la cátedra no se dio este año. Me salvé por un pelo. Otros trabajos me gustaban, pero habría tenido que ir a pedirlos, cosa absolutamente imposible en vista de mi orgullo. O me vienen a buscar a la casa o simplemente no trabajo, como dice el refrán, hay orgullos que matan.

Al menos tenía la casa (propia) y comida (donde mi querida suegra)  asegurada así es que podía mantenerme firme ante la tentación de trabajar en algo que no me guste. En mi opinión eso es lo peor que me podría pasar, bueno, casi lo peor, mucho peor sería enfermar o tener que casarme.

¿Y como te ha ido?

Esa es la pregunta más espinuda para un cesante, especialmente cuando a uno le ha ido bien durante varios años seguidos cuesta mucho reconocer públicamente que estamos "en la vida", mi primera reacción fue farsantear "bien hombre, no me quejo" pero como es cansador andar cubriendo mentiras, llegó un momento que me animé a decir que no estaba haciendo nada y que me iba pésimo, fue una buena idea, porque allí empezaron a aparecer

Los amigos

Nunca lo había pasado tan bien como desde que se supo que andaba sin plata. Me llovieron las invitaciones y todas las semanas algún amigo ricachón me sacaba a comer o a tomar. Matarme el hambre era la consigna y empecé a pensar que se vive mejor cesante y pobre que trabajando y con plata.

También poco a poco empezaron a aparecer otros amigos y a encargarme proyectos privados, como tenía tiempo empecé de nuevo a recibir algo de plata regularmente y pude comprobar una vez mas del milagro ariqueño: en esta ciudad, teniendo amigos nadie se muere de hambre.

Y poco a poco, se acaba la cesantía

Ahora estoy en lo de los proyectos de inversión privados: van saliendo uno a uno, poca plata al comienzo pero buenas perspectivas de aquí a fin de año. Creo que ya voy de nuevo encaminado y llegare nuevamente a ganar su millón o dos cada mes, lo que para mí es mucha plata. También estoy retomando los trabajos de computación que había dejado de lado por muchos años. Lo principal es que no he tenido que venderle mi alma al diablo ni trabajar en algo desagradable para vivir, hago lo que me interesa y lo que se hacer bien.

Algunas grandes inversiones me sirvieron para salir del apuro: primero que nada tener casa propia, luego una pequeña reputación -al menos nunca he sabido que alguien diga que soy ladrón, deshonesto o mentiroso- y finalmente los amigos, algo que nunca pensé que me pudiera servir para nada. De no tener amigos la hubiese visto muy fea.