De excursión con don Juan Pedrero

Cuando Jorge me dijo que venía con su tío me preocupé un poco, pensando que tendría que forzar mis atrofiadas habilidades sociales. Nada de eso, don Juan resultó ser una excelente compañía, muy culto y entretenido, mañoso y maniático de los detalles. Al fin, paseamos por todas partes y yo al menos lo pasé estupendo.

Resulta que don Juan tenía más historias que Quintin; farero en Huafo, radio operador de los aviones de la Escuela de Torpedos de Talcahuano, empleado de Panagra por muchos años hasta que jubiló. Toda una aventura escuchar sus historias. Bueno pues don Juan, ahora tiene harto material para engrupir a nietos y amigos con su viaje al norte, coloco estas fotos para que haga memoria.

 

Nuestra primera parada fue en Humberstone, lugar que don Juan tenía muchas ganas de conocer, llegamos al caer la tarde cuando los fantasmas ya se empiezan a aparecer como muestra la foto de la izquierda
La plaza del pueblo con su hotel y detrás la enorme piscina de hierro de 3 metros de profundidad
En esta foto parece que don Juan me pegó la viejura, me parezco a Carlos Pinto, al lado izquierdo un saludo para la cámara
Me gusta sacarme fotos al lado de una ventana con barrotes, ojalá que no sea nada premonitorio. En la foto de la izquierda don Juan sale junto a la bomba de agua de la piscina, o lo que queda de ella
Otra foto con barrotes, me gustó como estaba la luz en ese lugar. A la izquierda don Juan sobre el escenario del teatro de Humberstone, enfrentando a un público imaginario
Fíjense como eran los postes entonces, de ciprés de las guaytecas "no se pudre, no se apolilla, dura 100 años", igualito al caballero del lado, que posa muy contento en la quebrada de Chiza, camino de Arica.
En la frontera con el Perú cuando pasamos a Tacna
Renegando -con razón- en el complejo fronterizo de Santa Rosa por la multitud de trámites burrocráticos para pasar al otro lado, luego en el Rancho San Antonio como se demoraban mucho en servir nos comió todo el pan, después se tuvo que arrepentir cuando no pudo comerse completo el plato de pollo con arroz
De vuelta a Arica todavía teníamos cuerda para subir al Morro de noche, donde sacamos más fotos
Yo ya estaba muerto pero don Juan Pedrero recién estaba empezando, así es que dijo que por qué no dábamos "una vueltecita" por el casino, para allá nos fuimos y me costó convencerlo para que no se lanzara, igual tiro sus moneditas en la tragamonedas a pesar de mis advertencias que eso traía muy mala suerte
Al otro día nos fuimos al Chinchorro y Las Machas, donde vimos una parina en el estuario del Río Lluta (insólito) y don Juan aprovechó de sacar unas fotos a la caldera del Wateree, luego un paseo por Azapa y el museo para volver a Iquique los boletos. Una agradable visita y me imagino que no va a ser la última, sospecho que cualquier día de estos va a aparecer don Juan por la casa rodante de madrugada para que salgamos a dar una vueltecita. Salió carretero fino el tío.