EMIGRACION CROATA A CHILE - IVO BORIC
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En su ininterrumpido avance, el nivel más alto alcanzado por este hombre extraordinario prodújose entre los años 1920 y 1925, cuando totalizaban 23 sus plantas de salitre. En ese mismo tiempo era dueño también de emporios abastecedores de "oficinas" en general. Poseía maestranza, empresas industriales, diversas empresas de transportes, compañías de seguros. A su vez, era propietario de grandes edificios en Valparaíso, Santiago, Antofagasta e Iquique, y accionista de instituciones bancarias. Una importante finca en Valparaíso, y la "Hacienda Ñuble y Rupanco", esta última dedicada a la fabricación de quesos, fueron también propiedad suya.

Después del año 1920, al fundarse sociedades navieras en Split y Dubrovnik Baburica ingresa en dichas sociedades en calidad de uno de los accionistas más importantes. Años después, junto con Petrinovic, intervino en la fusión de aquellas sociedades en "Compañía Atlántica de Navegación Ivo Racic S. A.". Algunos de sus contemporáneos en Santiago afirmaban que en un tiempo fue accionista de la empresa de su amigo y coterráneo, magnate naviero croata-argentino, Nicolás Mihanovic.

Toda la fortuna de Baburica nunca fue bien conocida. Unos pocos sobrevivientes, entre sus contemporáneos de Valparaíso y Santiago, afirmaban que dicha fortuna superaba los 1.000 millones de dólares. Respecto a bienes que manejaba se tejieron no pocas versiones; y una de ellas, que no pudo ser confirmada, sostenía que Balburica fue el firmante del cheque con cifra más fabulosa de su tiempo contra una cuenta bancaria particular en un banco de Londres. El nombre del banco, y la cantidad girada no fue posible conocer. En 1956 ya no era fácil rescatar datos respecto a algo que habría sucedido treinta años antes.

Lo que antecede constituye al menos algunas facetas de la intensa vida de Pascual Baburica como empresario y hombre de finanzas. Pero en el reverso de esa personalidad tan definida, y en abierto contraste para el concepto de muchos, había otra imagen, la imagen de un hombre tierno, comprensivo, de corazón abierto; la de un benefactor y filántropo; la de prototipo de dálmata.

Como hijo de la otrora libre República de Dubrovnik, fiel a sus más arraigadas tradiciones, Baburica vivió y actuó siempre como un hombre libre, como demócrata, como un buen croata. Hombre de empresa, supo amasar riquezas, pero también supo realizar obras sociales y humanitarias en el medio en que se hallaba, y también en Croacia. A muchos de sus centenares de obreros y empleados, chilenos y croatas, ayudábales a superarse social y económicamente. Ayudaba monetariamente a las instituciones sociales, culturales y patrióticas croatas, formando parte, de alguna manera, de todas ellas.

Durante la Primera Guerra Mundial una y otra vez enviaba abultadas sumas de dinero a los croatas prisioneros de guerra, a través de la Cruz Roja; otras sumas, igualmente abultadas, donaba al fondo de propaganda aliada. Concluida aquella contienda, aunque no con resultados que él esperaba, pues, según lo expresara ante algunos de sus amigos, "se dejaron de un lado los 14 puntos del Presidente norteamericano Woodrow Wilson", Baburica desborda su generosidad a favor de necesitados en Croacia. Su ayuda se materializa a través de las instituciones "Domus Cristi", "Blago Dilo", "Javna Dobrotvornost", "Dom Staraca" y "Dicje Zakloniste", todas en Croacia. Hace construir escuelas e iglesias, y funda el "Instituto Rugero Boskovic". Además, reiteradamente enviaba ayuda monetaria al fondo de "Hrvatski Radisa" (El Croata- Laborioso) de Zagreb, la más grande y benemérita institución en el país, a través de la cual aprendieron artes y oficios, y recibieron enseñanza secundaria muchas decenas de millares de jóvenes croatas.

Empero, ese hombre singular no fue menos generoso con su segunda patria, Chile. Donó allí a la comunidad su fundo en Los Andes, destinándole a una escuela agrícola, y dinero para su sostenimiento. En efecto, en el fundo fue levantado el "Instituto Agrícola Modelo Pascual Baburica", que fue dirigido durante largo tiempo por el ex- gerente general de las firmas de Baburica, Bosko Babarovic. Dejó su finca "Olivares" (hay Parque Salitre), en Valparaíso, a la comuna de dicha ciudad. En la finca había hecho plantar árboles nobles de lugares más remotos, figurando entre esos árboles un nogal, un olivo y una higuera, traídos expresamente desde Dalmacia. Donó dinero para la fundación del "Instituto para la Investigación de las Enfermedades de la Sangre", al que después de su muerte financiara su sobrino Juan Baburica. Hizo entrega también a la ciudad de Valparaíso de su Galería de Cuadros, 99 obras en total, pintadas por cotizados maestros del siglo pasado y del presente. Dicha donación dio lugar a la fundación del Museo de Bellas Artes, de la calle Condell. Además, en no pocas ocasiones ayudaba económicamente a la fundación "Jadranska Vila" (Hada del Adriático), de Santiago.

Studia Croatica, año 1978, vol. 70-71, pág. 141.