El pobre pulpo nadaba tranquilamente por
las rocas, pero su suerte estaba echada, Tilman le había
encargado uno a Roberto el buzo residente y hasta ahí
nomás le llegó su pulpífera vida. Lo devoramos
bien regado con un Chardonay y después un Goulash con
Casillero del Diablo.
Las fotos salieron pésimas porque
no estábamos en condiciones de ser muy cuidadoses. Entshuldigung