EMIGRACION CROATA A CHILE - IVO BORIC
(8/10)

En efecto, los hermanos Bonacic Doric fueron los fundadores del primer astillero naval no solo de Punta Arenas sino de todo Magallanes, conocido con la denominación "Astilleros Navales Bonacic Hnos. y Cía.", pioneros de la industria naval del sur chileno. Al geólogo Gregorio Tomasevic le tocó ser descubridor de ricos yacimientos cupríferos en Cuter Cove. Pedro Svilicic es nombrado miernbro del Consejo Civil y Naval, y participa en el gobierno del territorio. Con su iniciativa se llevan a cabo importantes obras públicas. Pedro Hrdalo funda el primer periódico del territorio, "El Magallanes". Colaboraron en el mismo Jorge Jordan, Lucas Bonacic Doric y Juan Arsic. Además, a iniciativa de Jordan surge la "Sociedad de Bomberos Dalmacia", integrada en su totalidad por hombres de la colectividad, y sotenida por ésta :

A fines de la misma década de 1890 algunos miembros de la colectividad comenzaban a dedicarse a la cría de ganado lanar, actividad en la que veían un gran futuro. Convencidos, que todas aquellas iniciativas que se originaban en la colonia florecían y daban excelentes frutos, las autoridades del territorio facilitó tierras para ese fin a numerosos reisidentes. En contados años muchos croatas de Magallanes contaban con millares de cabezas de ganado. En cantidades cada vez mayores, carnes y lanas del sur chileno ganaban mercado en Europa, lo que representaba para Chile una importante fuente de ingresos. Entre los artífices del nuevo mi]agro socioeconómico cabe destacar a Francisco Brzovic, Antonio Mimica, Felipe Turina, Natalio Simunovic, Jorge Zmirak, Amtonio Tafra, Antonio Marusic, Jorge Jordan, los hermanos Katunaric, los hermanos Goic y Vicente Kusanovic.

Kusanovic, a poco de iniciarse como ganadero, vivió una experiencia que por muchos años recordaba todo Magallanes. En cierta ocasión se había desencadenado una de las frecuentes tormentas de viento y nieve sobre la zona donde se encontraba su ganado. Temió perderlo todo; pero no desesperó. Acompañado por dos coterráneos, desafiando al elemento, dirigióse a la zona castigada. Con manos semicongeladas arrancaban a los animales de la nieve, arrastrándolos luego a lugares protegidos por rocas y árboles. Alimentándose con el pan seco, tocino, aguardiente y nieve, trabajaron sin descanso durante siete días. Para no perecer congelados, las siete largas noches sureñas las pasaron entre ovejas. Fue así como Kusanovic y sus dos acompañantes salvaron la mayor parte del ganado. Como habían transcurrido nueve días sin que regresaran ni dieran señales de vida, los amigos de Punta Arenas oficiaron una misa "por el eterno descanso de sus almas". Así, gracias a su esfuerzo de aquella larga jornada, pocos años después Kusanovic llegó a contar con 25.000 ovejas.

A partir de 1900 ya era notable la presencia de inmigrantes croatas en todo el territorio sureño, y no hubo una sola actividad social, cultural o económica en las que ellos no estuvieran representados. Su fuerza numérica, por otra parte, aumentaba cada año, para alcanzar en 1914 la cifra de cuatro mil, residiendo en su mayor parte en Punta Arenas. Algunos ex- presidentes afirmaban que en esa época "una mitad de los habitantes de la ciudad hablaba el croata, y la otra mitad lo entendía". Por su parte, chilenos hijos de croatas, nacidos en Punta Arenas, y que en 1956 irían en Santiago, lo mismo que algunos otros chilenos que habían conocido dicha ciudad, entre estos el general Mario Bravo, coincidían en afirmar que difícilmente colonia extranjera alguna llegó a armonizar tanto con el elemento nativo como lo supo hacer la colonia croata.

Sin embargo, fuera de Chile, de todo esto muy poco se sabía en el mundo. Poco se sabía inclusive en países del continente. En efecto, en 1955 encontróse el que escribe, en un café de la calle Bandera, de Santiago, con dos periodistas que acababan de visitar aquella ciudad sureña. Como quien supiera demasiado, afirmaban que no era difícil advertir la obra transformadora realizada por la colectividad "Yugoslava". En sus libretas de anotaciones tenían registradas obras que más les habían llamado la atención, y nombres de personas a las que esas obras se debían en realidad, pero que no eran registradas como croatas. Una verdadera ensalada. Como era natural se les advirtió que carecía de base y de seriedad todo lo anotado; que las realizaciones en el campo urbanístico, industrial, comercial, ganadero, naviero, cultural y tantos otros, eran debidas, en un alto porcentaje, a los integrantes de la colonia croata; quelos Zambelic. Paravic, Sgombic, Jordan y Bonacic Doric, registrados en sus cuadernos con otra nacionalidad, eran todos croatas, y que, además, ello no era un secreto para ningún vecino de Punta Arenas.

No fue posible averiguar si aquellos dos periodistas publicaron lo que llevaban anotado. Si lo hicieron, y si convencieron, ello se pudo deber al menos en parte, a que los croatas no hicieron conocer la única verdad. Y es hora de hacerlo. El mundo debe conocer a la Croacia emigrada con la imagen hasta hoy casi ignorada; debe conocerla con la imagen de un ejército de paz, formado por más de 2.000.000 de sacrificados trabajadores, empresarios, industriales, inventores, científicos, profesionales, artistas y sabios; ejército que no hizo ni hará conquistas que nada destruyó ni destruirá, sino,que ayudó a construir la grandeza de ese mismo mundo.

Studia Croatica, año 1978, vol. 70-71, pág. 141.